jueves, 23 de julio de 2020

El Cerro del Palomar, La Calleja, La Fuente del Bote y un camino desconocido

"EL CERRO DEL PALOMAR, LA CALLEJA, LA FUENTE DEL BOTE Y UN CAMINO DESCONOCIDO"

Por Andrés Alberto Amarilla Toril
Cronista Oficial de Santa Marta de Magasca

En cada pueblo hay sitios emblemáticos que sirven para orientarse entre los lugareños y como punto de reunión. Suelen destacar por albergar algún monumento o edificación excepcional o llamativa, o por tener un significado especial. 
Santa Marta de Magasca tiene varios lugares reseñables por muchas razones, y en este artículo queremos destacar dos muy conocidos: el Cerro del Palomar y la Calleja; y otro no tanto, sobre todo para las generaciones más jóvenes: la Fuente del Bote; así como un camino de esta misma zona, completamente desconocido para todos: el Camino del Guapero.
Si incluimos estos lugares en el mismo artículo es por su cercanía y su relación.

El Cerro del Palomar es (o era) un pequeño cerrete ubicado en la entrada de la carretera de Trujillo, a 200 metros del inicio del núcleo urbano con la piscina municipal. Su altitud apenas sobresalía unos metros del terreno circundante, que presenta unos 380 m sobre el nivel del mar. Hablamos en pasado porque las obras de 2016-18 de mejora de la carretera CC 57.1 de Santa Marta a Trujillo, han rebajado la calzada sobre el pequeño otero hasta quedarla llana, aunque la extensión de la colina continua elevada ligeramente de forma natural por el terreno adyacente (fincas Castrejón y Valdehonduras).

Imagen 1: panorámica de Santa Marta desde el Cerro del Palomar antes de las obras de 2016-18. A la derecha sobresalen de la pared algunas lanchas de pizarra. Fuente: Google Street View.

Desde hacía mucho tiempo, al antiguo e inmemorial camino de Trujillo, más tarde carretera, discurría entre paredes de piedra a cada lado desde esta entrada donde hoy se ubica la piscina municipal, hasta el acceso a la finca Cañadahonda. Este tramo, de algo más de 2'5 km, es conocido por los marteños como "La Calleja" (en la imagen 1 puede verse cómo era). En la primera Edición del Mapa Topográfico Nacional este tramo viene destacado como carretera, por lo que debido a su cercanía al municipio, es de suponer que en la primera mitad del siglo XX, su firme estaría mejor pavimentado o cuidado que el resto del camino hasta Trujillo-La Cumbre.
La Calleja quedó destruida con las obras de la nueva carretera, quedando hoy solo algunos pequeños tramos y los restos derruidos en otros tantos.

Imagen 2: rodeada con línea amarilla, el tramo de "La Calleja". Fuente: 1ª Edición del MTN, 1:50.000, IGN.

Volviendo al Cerro de bienvenida de esta entrada marteña, todos recordaremos cómo en su canchal más alto siempre había asientos de piedra que los mayores colocaban para sentarse a charlar o descansar de sus paseos. Hace algunas décadas también era uno de los lugares donde los jóvenes se reunían o detenían para comenzar o terminar su paseo. No sabemos de dónde le viene el nombre "del Palomar", quizás hubo alguno en tiempos que ya nadie puede recordar. Su ligera elevación siempre ofreció una bonita panorámica del pueblo que recibía a quien llegaba aquí.

Imagen 3: Cerro del Palomar en la actualidad.

En la imagen 1 se pueden apreciar unas lanchas que salen de la pared hacia la carretera a modo de pasaderas. Hoy ya no es posible verlas, pero estas pasaderas sirvieron en otro tiempo para saltar desde el camino hacia la finca Valdehonduras, ya que a unos 250 metros se ubicaba la llamada Fuente del Bote, uno de los pocos puntos de agua potable donde acudían a diario los marteños para obtener agua, sobre todo los que vivían en la parte alta del pueblo, en el barrio de la Iglesia. Una lancha plana sobre la pared permitía dejar los cántaros mientras se saltaba por las pasaderas. Esta pequeña fuente siempre daba agua, incluso en los años más secos. Hace varias décadas que el propietario de la finca la destruyó para hacer allí una charca abrevadero. 

Imagen 4: actual charca que aprovecha el mismo manantío que la antigua Fuente del Bote.
Imagen 5: pasaderas sobre la pared. Hoy derruidas por las últimas obras en la carretera. Fuente: Google Street View.

La Fuente del Bote se situaba junto a un camino que presumimos centenario, pero que se ha mantenido desconocido a lo largo del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Nos referimos al antiguo "Camino del Guapero". Este camino se desviaría del de Trujillo por la zona del Cerro del Palomar y pasaba, además de por esta fuente, junto a la "Piedra del Águila", la Fuente del A/Guapero (Guapero es claramente una deformación fonética de "aguapero", que es como aquí se conoce al piruétano o peral silvestre, llamado también "galapero" en la comarca. Del nombre de esta fuente viene la denominación del camino) y la Casa de Cañada Honda, la huerta de Pascualete (hoy cubierta por las aguas del pantano de esta finca) y terminaría en el cortijo de Pascualete, donde se unía de nuevo al camino de Trujillo. Este camino, cerrado y borrado del terreno por el tiempo, el abandono y otras acciones, ha permanecido oculto e ignoto para unas cuantas generaciones de marteños. Ni siquiera los más mayores pueden recordarlo, pero como la palabra escrita permanece, hemos podido rescatar este camino que además recorre varios puntos destacables, gracias a las Minutas cartográficas del municipio que se realizaron por el Instituto Geográfico y Estadístico en 1898. En este bosquejo planimétrico puede verse el itinerario del Camino del Guapero, donde además hemos señalado los principales hitos por los que pasaba:

Imagen 6: captura del plano de 1898, Fuente Archivo Técnico del IGN.
1: Desvío e inicio del Camino del Guapero.
2: Fuente de Guapero, situada en un arroyo unos metros por debajo de la Casa de Cañada Honda.
3: Huerta de Pascualete.
4: Cortijo de Pascualete. Fin del camino.

La tradición oral, los documentos de todas las épocas, los vestigios sobre el terreno o un topónimo; son testigos y testimonio de la historia y el patrimonio de cada zona. En la siempre difícil tarea de conocer nuestro pasado, son fuentes a las que acudir para tratar de reconstruir nuestra historia. Por pequeños e incluso insignificantes que nos puedan parecer estos lugares y vestigios, lo cierto es que forman parte de nosotros, y solo conociéndolos podemos entender el presente.

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