martes, 13 de abril de 2021

El Rollo de Santa Marta de Magasca

EL ROLLO DE SANTA MARTA DE MAGASCA


1. Actuación de adecuación del entorno del rollo 2020/21

2. Estructura, composición y elementos

3. Historia

4. Valor artístico y social

5. Bibliografía




1. Actuación de adecuación del entorno del rollo 2020/21

El Ayuntamiento acaba de hacer pública la finalización de la "actuación de adecuación del entorno del rollo", proyecto financiado por el propio Ayuntamiento y por la Diputación Provincial de Cáceres y aprobado por la Consejería de Cultura. El resultado no ha podido ser más satisfactorio, ya que se han conseguido cumplir tres objetivos con una mínima intervención sobre el monumento, manteniendo la sintonía arquitectónica de la plaza y con sostenibilidad económica:

1. Restaurar y reforzar el monumento más antiguo de Santa Marta, protegiéndolo del tráfico rodado, por su peligro de colisiones e impactos. No en vano, hace varias décadas un camión derribó parte de la estructura y hubo que reconstruirlo.

2. Revalorizar y embellecer el mismo.

3. Realzar la importancia y el lugar de uno de los símbolos del pueblo.

Hacía mucho, mucho tiempo que el rollo no gozaba del reconocimiento que merece. Casi arrinconado a una esquina de la plaza, medio enterrado en su base, no había ni un solo elemento que realzara e hiciera ver la importancia que, como el monumento más antiguo del pueblo, tenía. Y no solo es esto mismo, sino que además significa casi el comienzo de nuestra andadura en la historia.

Los rollos jurisdiccionales están reconocidos como Bienes de Interés Cultural (BIC) por la Ley 16/85 del Patrimonio Histórico Español y la Ley 2/1999 de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, por lo que deben ser protegidos y valorados. 

Es por ello que nuestro alcalde, Raúl Gutiérrez, tuvo esta iniciativa y cuyo resultado podemos disfrutar ahora, asegurando durante mucho tiempo un realce que hará que tanto vecinos como visitantes puedan estimarlo en mayor medida. De hecho casi podemos afirmar que jamás tuvo tan buena imagen como la que se ha conseguido y que, a buen seguro hará que el rollo vuelva a ser el lugar destacado que en otros tiempos fue. Además, con esta actuación, se han podido enmendar los grotescos intentos de refuerzo que en años pasados se le habían hecho, además de recuperar un nivel del graderío que permanecía soterrado y otro que estaba a ras de suelo, por lo que no se podía ver la entidad real del monumento. Todo ello manteniendo la utilidad del espacio de la plaza para sus tradicionales usos y sin afectar a la circulación por la misma.

La actuación realizada ha consistido en:

- En el propio rollo, junteado de encuentros entre los sillares de la escalinata, con una tonalidad del conglomerante similar al granito del monumento.

- En el entorno, excavación concéntrica y nivelado alrededor del rollo, de unos 40-50 cm de profundidad respecto al nivel del suelo de la plaza.

- Construcción de una estructura de forma trilobulada de granito apomazado en el espacio excavado, enlosando el suelo y alzando un muro a doble nivel, el exterior un metro aproximadamente sobre el nivel de la plaza y el interior partiendo de éste nivel hacia abajo, constituyendo una bancada, rematada con granito pulido, que permite sentarse. En el nivel superior del muro se ha colocado una forja de hierro que rodea y delimita el perímetro de la estructura, además de dotar de mayor protección al espacio interior, permitiendo también sentarse de cara a la plaza.

- Al nivel del rollo se accede mediante dos escalinatas de tres y cuatro escalones y mediante una rampa con barandillas de hierro que asegura la accesibilidad a este espacio, el cual ocupa una superficie de unos 15 m2.

- Instalación de sumidero y desagüe al alcantarillado. Instalación eléctrica para alumbrado.

- Iluminación nocturna doble. Por un lado proyectores led que iluminan el rollo desde tres direcciones con coloración cambiante, y por otro luces blancas indirectas para la iluminación ambiental.

- Colocación de una placa conmemorativa, la cual tiene una dedicatoria especial para los niños y niñas marteños y en la que se ha indicado la fecha de nuestra patrona (29 de julio) de este año 2021.

- Próximamente se colocará un panel informativo junto a la rampa de acceso, finalizando así la actuación.

Rampa de acceso y placa conmemorativa

Esta obra constituye un hito en la conservación y puesta en valor de nuestro patrimonio cultural, y a buen seguro que de no ser por la situación sanitaria actual habría podido ser motivo de celebración de un hecho tan señalado. A partir de ahora, nuestro rollo jurisdiccional queda reafirmado en lo que siempre ha sido, el principal monumento de Santa Marta, quedando la estructura que lo rodea como elemento de protección y realce para las generaciones venideras, permitiendo reparar en su presencia, en su valor y en su importancia.

Antes y después de la actuación


2. Estructura, composición y elementos

"La estructura estándar de los rollos, (...), es una columna circular asentada sobre graderío y culminada en remate. En general consta de: graderío, basa, fuste o columna, capitel y remate" (Amarilla, Tena, 2019: 43). 

Estructura del rollo de Santa Marta

El rollo de Santa Marta, con una altura total de unos 5-6 metros desde la base hasta el remate de hierro, está construido con granito abujardado. Tiene una estructura singular y única que no tiene ningún otro rollo jurisdiccional de los 51 que hay en Extremadura. Y es que se podría decir que el rollo marteño es en realidad "dos rollos en uno", ya que presenta una estructura doble: grada, basa, fuste, capitel-basa, fuste y remate. 

El rollo arranca con un graderío circular formado por cuatro escalinatas de sillares de diferente tamaño. A continuación se encuentra la basa inferior formada por un plinto cuadrangular y sobre éste una moldura o escocia circular, sobre la que asienta el primer fuste, cilíndrico de una sola pieza. El fuste termina en el capitel, parte más elaborada y ornamentada del monumento. Este capitel tiene 4 ménsulas, la del lado este rota y desaparecida, cada una grabada con decorativas filigranas espirales y una flor. Entre dos de estas ménsulas, y mirando hacia la plaza, está el blasón del linaje fundador del Señorío de Marta y por lo tanto, erectores del mismo: los Loaysa. El blasón, de forma ovalada, presenta en los bordes derechos e izquierdo dos pequeños tenantes enrollados, entre los cuales se sitúa el escudo, dividido en dos únicos cuarteles, el diestro representado por un campo jaquelado con 7 cuadrados esculpidos, y sobre el siniestro tres pares de cabezas de pájaro enfrentadas, en las que se pueden apreciar los ojos y los picos, los cuales parecen sujetar algo que bien podrían ser panes. 

Lado del rollo en el que puede apreciarse la ausencia de una ménsula (partida). Blasón de los Loaysa y decoración de las ménsulas

El capitel termina en forma de basa circular con un listel superior que sobresale sobre la parte inferior donde se ubica el blasón y las ménsulas, y rematado, todo siguiendo en la misma pieza, en un plinto cuadrangular y seguidamente en una escocia, formando estos dos últimos elementos parte de una basa ática (escocia entre dos "toros") sobre la que se alza una nueva columna o fuste de forma ligeramente troncocónica, formando ambos (basa y fuste) la estructura superior del rollo.



Esquema general de una base ática, el cual cumple con exactitud esta basa superior del rollo marteño

El remate de éste (tercio superior del fuste) presenta una tonalidad diferente al resto de la columna, además de tener un diámetro ligeramente inferior que rompe con la continuidad del fuste, estando este fragmento unido por conglomerante al resto de la pieza. Esto podría indicar una procedencia distinta a la estructura original del rollo, una añadidura posterior. Otra teoría sería la posibilidad de que este fragmento formara parte de la antigua Cruz de Monroy, situada en la entrada del pueblo de la carretera/camino que nos lleva/llevaba hasta el municipio vecino, y que, aunque desaparecida, nos ha legado la denominación tradicional de este lugar. Planteamos esta teoría en base a un documento geográfico e histórico fundamental en la configuración del actual término municipal: el acta relativa a Santa Marta de los trabajos topográficos realizados en 1898 por el Instituto Geográfico y Estadístico en cumplimiento de la Ley de 24 de agosto y Real Decreto de 29 de diciembre de 1896, los cuales amojonaron y delimitaron los términos municipales del país. Este acta, fechada el 13 de mayo de 1898, y que fija los términos de Marta y Trujillo, nos narra en los folios 4a y 4b (pp. 8 y 9 del documento): "6º mojón: se reconoció como tal el hueco cilíndrico y de unos cuarenta centímetros (por unos quince de profundidad) de diámetro que existe en una peña plana, y que según los presentes sirvió, en tiempos, de caja de cimiento a una cruz de piedra, que hoy no existe. Radica en sitio llamado "Cruz de Monroy". ¿Podría ser el fragmento que remata el rollo, parte del fuste de la antigua Cruz de Monroy? 

La forja de hierro que culmina el rollo es reciente. Consta de dos partes, la inferior con forma cuadrangular imperfecta que apoya sobre un encaje en forma parecida a una "V", que se colocó en los años treinta del siglo XX (González, 2004: 115); y la parte superior, con filigrana decorativa que se añadió unas décadas después, en los años setenta. Todo el conjunto encaja en un agujero que es más amplio de lo que la forja requeriría para su fijación, y quizás este agujero fuera donde encajaría la cruz del conjunto de la "de Monroy", o puede que simplemente en la antigüedad tuviera otro remate. Los más mayores cuentan que antes de la forja que hay ahora había un remate también de hierro pero en forma punzante.

El rollo de Santa Marta se ubica en la Plaza Mayor, entrada directa del camino de Cáceres en los primeros siglos de existencia del pueblo. No se ubica en el centro de la misma (posición excéntrica) sino en su esquina este. A su alrededor no hay otros vestigios históricos más allá del espacio de la propia plaza, centro neurálgico del municipio.


3. Historia

La construcción y levantamiento del rollo de Santa Marta tiene su origen en la adquisición del estatus de Señorío de la antigua aldea de Marta (vid. AMARILLA, A. A., "Los marteños de 1559": https://cronicasdesantamartademagasca.blogspot.com/2020/12/informacion-de-interes-historico-del_10.html). El convertirse en Señorío otorgaba al municipio jurisdicción propia e independencia administrativa frente a Trujillo, recayendo el mismo en un Señor, que en nuestro caso fue Álvaro de Loaysa, y a partir de éste sus descendientes. Los Loaysa eran uno de los linajes más importantes del Trujillo de mediados del siglo XVI. Los señoríos eran una institución de dominio y gobierno local con origen en la Edad Media y que se mantuvo vigente hasta el año 1811, cuando por Decreto previo a la proclamación de la Constitución de Cádiz, quedaron abolidos y se formaron los primeros ayuntamientos constitucionales, aunque la disolución definitiva del régimen señorial tuvo lugar durante la Regencia de la Reina María Cristina (1837). El señorío podía ser de tres tipos, según quien ejerciera el dominio: realengo (Rey), abadengo o señorío eclesiástico (un monasterio o una iglesia) y señorío secular (la jurisdicción recae en un señor particular, habitualmente un noble). Este último va a ser el más frecuente, sobre todo a partir de las ventas de territorios de realengo que varios reyes (Carlos I, Felipe II, Felipe III, etc.) se vieron obligados a hacer para sufragar los gastos de numerosos conflictos bélicos durante toda la Edad Moderna. La erección del rollo se hacía como símbolo de vasallaje y jurisdicción (de donde toma el nombre de "rollo jurisdiccional"), y fueron los señoríos seculares los que levantaron la mayoría de los rollos existentes. 

La proclamación del Señorío de Marta tiene lugar en el año 1559, reinando Felipe II, dentro de un mismo proceso de venta de lugares que tuvo como resultado la formación de, además del de Marta, los señoríos de: La Cumbre, Plasenzuela, Madroñera, Torrecillas y El Puerto, todos ostentados por personajes destacados de los linajes y la administración trujillana.

La erección del rollo marteño tuvo que tener lugar al poco tiempo de la adquisición de esta nueva condición. Todo el proceso de venta del Señorío de Marta termina con la firma del Rey Felipe II en Toledo en la Nochebuena de 1559. El primer acto fue la toma de posesión del nuevo Señor de la Villa. Al no existir concejo previo, procedió a elegir a las nuevas autoridades: alcalde ordinario, regidores (similar al cargo actual de concejal), alcalde de la Hermandad (autoridad judicial) y alguacil (funciones policiales), quedando constituido el primer concejo-ayuntamiento de la historia de Marta. Es probable que en los primeros meses de 1560 se construyera el rollo, cuyo granito sería traído desde el batolito de Plasenzuela o el de Trujillo, los más cercanos al terreno pizarroso de Marta. Seguramente se celebraría, como era habitual en estos casos, una ceremonia de alzamiento, siendo todo un acontecimiento para el pequeño vecindario de la época. Debió haber un acto religioso solemne al que seguiría un acto civil y festivo, al cual acudiría todo el pueblo sin excepción.

Desde entonces, el rollo ha debido permanecer más o menos invariable sin sufrir grandes alteraciones, más allá del desgaste erosivo propio del paso de los siglos. En algún momento perdió una de las ménsulas, algo que seguramente sucedió, según el testimonio de algunos mayores, en torno a los años treinta del pasado siglo, cuando al parecer, un día de Santa Marta (29 de julio), y estando varios niños sentados en el rollo, la ménsula de desmoronó, estando a punto de golpear a los que había debajo, y que milagrosamente no sufrieron daños. También debió tener otros remates distintos al actual de forja de hierro, encastada en un fragmento granítico cuya procedencia parece distinta del resto del monumento, y que tal vez haya sido añadido mucho después de su erección. La orientación del rollo sí que ha cambiado, que se sepa, al menos una vez. La siguiente fotografía aparece en la obra "La historia de Pascualete", de la Condesa de Quintanilla (Barcelona, Editorial Planeta, 1964, p. 56). En ella podemos ver cómo el blasón está orientado en dirección contraria al ayuntamiento, cuando en la actualidad mira hacia éste. De esta forma, el hueco que deja la ménsula desaparecida miraba hacia la salida hacia la calle Monroy, cuando ahora mira hacia la fachada de la casa más próxima al rollo. Es decir, se ha rotado unos 90º hacia el norte, hacia el edificio del ayuntamiento. La posición de la basa sigue como estaba en 1964, por lo que esta rotación posterior a esta fecha se hizo girando el capitel. El motivo de este proceder estuvo en que unos pocos años más tarde, en los primeros años de los ochenta, un camión que venía a recoger aceitunas chocó con el rollo, derribándolo. En su recomposición se determinó esta acción para que el blasón mirara hacia una posición más céntrica y el hueco de la ménsula desaparecida quedara disimulado en la parte menos visible. Es posible que a lo largo de la historia haya habido que recomponer algunas partes o el rollo mismo por algún desperfecto o daño.


El levantamiento del suelo de la plaza, algo habitual en el discurrir del tiempo, por superposición de niveles, había soterrado un escalón de la grada y quedado a nivel del suelo el segundo, por lo que solo se podían apreciar los dos restantes

En algún momento puntual, se le ha hecho alguna pequeña intervención buscando estabilizar el monumento, sobre todo tratando las juntas entre los sillares del graderío, la última hace unas pocas décadas, desde luego poco acertada. Por estar más expuesta y por usarse como asiento, esta misma parte es la que más erosionada está. Aquí hay multitud de pequeños orificios, seguramente realizados por inquietas manos mientras se charlaba sentado, aprovechando y agrandando los pequeños cráteres resultantes del proceso de abujardado. 

Ha habido que esperar al 2020/2021 para acometer esta actuación tan importante, buscando una revalorización que se antojaba necesaria y que permite obtener un espacio que visualiza y protege al monumento más importante de Santa Marta. Una actuación que perdurará en el tiempo y que a partir de ahora formará parte de nuestro patrimonio.


4. Valor artístico y social

El rollo de Santa Marta, como todos los rollos y picotas, está declarado Bien de Interés Cultural. Es un monumento realizado en pleno Renacimiento, cuyas características artísticas y arquitectónicas son la sencillez, robustez, sobriedad, firmeza, verticalidad, hecho en roca granítica pensando en su durabilidad, en su perpetuidad. Destaca, como es habitual en este tipo de monumentos, el capitel, parte más ornamentada y elaborada, con el blasón, representado en relieve escultórico, como principal elemento. También destaca su singularidad, pues no hay dos rollos iguales, y cada uno tiene sus particularidades, en el caso del de Marta es llamativa su doble estructura, con una basa ática en la parte superior.

Aunque sencillo, nuestro rollo debe tener la más alta estima para los marteños, pues su valor histórico le convierte en el monumento más importante en la historia de la pequeña villa. La existencia de nuestro pueblo es anterior a su erección, y ésta no tuvo lugar como consecuencia de una lucha o una entrega de sus vecinos hacia una mayor autonomía o hacia la consecución de un bien común, sino que responde al interés particular y la pretensión de poder y ostentación de una poderosa familia. Se podría decir que la presencia de la pequeña aldea de Marta anterior a 1559 fue el pretexto de un hombre de aumentar prestigio y reconocimiento social. Aunque de un territorio pequeño y sin demasiada importancia económica, Álvaro de Loaisa podía decir que era Señor de un sitio, y al igual que otros coetáneos trujillanos en otras villas como La Cumbre, Plasenzuela, Madroñera, Torrecillas o el Puerto, esto suponía destacar y ganar notoriedad en la alta sociedad del Trujillo de la época, cuya existencia estaba definida por una búsqueda constante de poder, lo que venía provocando unas disputas y enfrentamientos seculares que marcaban unas "luchas de bando" entre linajes que, aunque ya más atenuadas en estos tiempos de mediados del siglo XVI, rigieron el comportamiento y las acciones de la nobleza durante todo el Antiguo Régimen.

El rollo, en un principio, significaba el dominio de sus señores y el vasallaje de sus habitantes hacia los mismos. Este dominio no era total, pues en última instancia eran los altos tribunales de las chancillerías los que impartían la justicia superior, la cual emanaba del Rey, quien limitaba el poder señorial.

El levantamiento del rollo, en cierta manera, suponía, sea como fuere, que el municipio adquiría independencia respecto a la villa principal, de la que hasta ahora dependía en todos los aspectos jurisdiccionales, administrativos y económicos. Bajo el dominio y supervisión del Señor, ahora serían gentes del propio pueblo los que ocuparan estos cargos gubernativos, constituyendo en muchos casos los primeros concejos independientes. Esto fue lo que sucedió en Marta, hasta entonces catalogada como "Aguijón" en la administración de Trujillo, de la que dependía en todo aspecto. 

No parece que la nueva condición de Señorío fuera a repercutir ni modificar en demasiado la vida y economía del pueblo, que siguió siendo una pequeña agrupación de casas que tenían su razón de ser en buscar mayor proximidad, en una tierra extensa y baldía, a los quehaceres diarios en el campo. Los Loaysa, que ya tenían propiedades en torno al pueblo antes de 1559, siguieron residiendo en Trujillo, aunque también tenían su residencia en el Palacio de Pascualete.

El rollo tenía una doble funcionalidad: símbolo administrativo e institucional, señal de la jurisdicción propia, de la autonomía municipal y de la categoría de la villa; y como punto de publicación de disposiciones municipales y de colocación de edictos; incluso también pudo servir para la exposición de condenados de forma semejante a como se hacía anteriormente en las picotas. Siempre fue, además, un lugar destacado del pueblo, situado en la plaza mayor, en la entrada del camino de Cáceres, punto de reunión entre vecinos y escenario de mercados, vendedores ambulantes, festividades, acontecimientos y eventos de todo tipo. 

Siempre estuvo ahí, se me disculpe la prosopopeya, impertérrito, contemplando mudo el transcurrir de los siglos por la vieja villa de Marta, testigo de sucesos de toda índole. Todo cambiaba a su alrededor sin que apenas él lo hiciera, viendo y conociendo a todas las generaciones de marteños que desde entonces han sobrevenido, dando la bienvenida a todo el que arribaba a nuestra plaza. Su fuste fue pregón de buenas, o no tan buenas, nuevas; sus escalones siempre han acogido a los niños jugando o a los mayores en sus charlas. En algún momento también albergó en su cúspide banderas u otros objetos en eventos festivos que algún mozo colocaba escalando hasta aquí. Alrededor del mismo siempre se dispusieron comerciantes que hasta el pueblo venían. Quizás no siempre se reparara en él como merecía, pero todos los marteños de todas las épocas lo tenían como algo propio, de nuestro pueblo, algo que siempre estuvo ahí, incluso algo que enseñar al visitante con orgullo. 

En algún momento se dispusieron decretos que ordenaban la demolición de estos monumentos, sin reparar en el valor social e histórico que tenían. Por fortuna nuestro rollo pudo seguir en su sitio, salvo algún contratiempo que ya hemos visto. 

Con esta actuación de realce, ahora se nos muestra en todo su esplendor, protegido y adornado con mayores atributos. Flanqueado por su nueva apariencia, aquí seguirá, sobreviviendo a los siglos que están por venir. El pueblo cambiará, pero el rollo a buen seguro que seguirá siendo el mismo, símbolo de nuestro pasado, de nuestra historia.


5. Bibliografía

- AMARILLA TORIL, Andrés Alberto, “Los marteños de 1559”, Boletín El Cronista Extremeño, Nº 41 (2020), pp. 03-16.  

- AMARILLA TORIL, Andrés Alberto; TENA COLLADO, Nerea, "Rollos y picotas", D&M, Nº71, 2019, pp. 38-46.

- GONZÁLEZ NÚÑEZ, Demetrio et al., Los árboles de piedra: rollos y picotas de la provincia de Cáceres, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2004, p. 115.

- SÁNCHEZ RUBIO, María Ángeles, SÁNCHEZ RUBIO, Rocío, Señorialización en la Tierra de Trujillo a mediados del siglo XVI, Badajoz, Extremeña de Comunicaciones y Producciones, 2007.


Andrés Alberto Amarilla Toril. Cronista Oficial de Santa Marta de Magasca. 

14 de abril de 2021.

1 comentario:

  1. Hay que preservar y proteger todas esas antiguas esculturas, que son patrimonio de la localidad, de la provincia, pero a la vez de todos los habitantes del lugar. Por tanto, reconstruyéndola, manteniéndola, y preservándola, han hecho un buen trabajo.

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