miércoles, 29 de noviembre de 2023

La piedra hincada de La Carrona

 

La piedra hincada de La Carrona

Por Andrés Alberto Amarilla Toril.

Cronista oficial de Santa Marta de Magasca

 En medio del páramo desarbolado de los llanos de la carretera de Marta a La Aldea del Obispo, cuyo aspecto desértico es característico en verano, llama la atención un hito de piedra en medio de la nada, en la finca La Carrona muy cerca de su límite con la Revilla de Guadalupe, El Millarón y el cordel de ganados, por donde discurre la carretera CC-328 (Trujillo-Monroy).

Monolito hincado en la tierra. Se ve Santa Marta al fondo.

           Se trata de un monolito vertical de granito, hincado en la tierra, con una posición solitaria en este amplio páramo de esta zona de la Penillanura Trujillano-cacereña. No hay vegetación arbórea ni arbustiva en los alrededores, tan solo un erial de pasto (el cual desaparece en verano debido a los ganados de la finca, que dejan el suelo en pura tierra)  y canchales de pizarra, única roca del área, por lo que cualquier presencia granítica ha sido importada artificialmente, traída de otros lugares.

La posición vertical del monolito se ve afectada por una ligera inclinación hacia la zona donde cae la pendiente. Su forma es alargada y estrecha, con el extremo superior toscamente puntiagudo, una cara prácticamente plana y otra convexa; forma similar a algunos menhires megalíticos prehistóricos, a pesar de tener un pequeño tamaño respecto al mayor que generalmente presentan estos.

Menhir del Rábano, Valencia del Ventoso (Badajoz) y uno de los menhires de Padrão, Raposeira (Algarve). Fuente: clic en cada nombre, que contienen interesantes artículos sobre el megalitismo en Extremadura y el Algarve.

Mide 1’05 m de alto, 40 cm de ancho en las caras delanteras y traseras y 20 cm en las laterales. No presenta ninguna marca, grabado o inscripción. No sabemos la profundidad de la parte enterrada, pero debe ser de alrededor de un 20% del total de largo del monolito, cuya base está reforzada en una de las caras con varios fragmentos de rollo cuarcítico encastados en el suelo.

A priori llama la atención la posición, pues no se encuentra en la parte alta de ningún cerro. Tampoco se encuentra cerca de ningún elemento geográfico destacable. Si bien en un principio no se puede asociar con nada, salvo la forma similar a los menhires señalados, basta con buscar por el valle abajo que desde aquí parte para encontrar otra piedra idéntica a esta, a unos 300 m del primero. Este monolito está tumbado en el suelo, y las medidas son solo ligeramente superiores al anterior. Además, entre uno y otro, se aprecia una línea gruesa de tierra prácticamente en todo el tramo, por lo que estamos ante una antigua linde entre terrenos. A unos metros se encuentra una alambrada, que delimita la actual cerca.

Vista de las cuatro caras del monolito.

Unos metros más abajo, junto al regato, hay otro monolito de granito tumbado, éste es prismático y se muestra menos desgastado por la erosión, por lo que parece más reciente. Como este hay otros por la cerca, que en su día marcarían unos límites diferentes a los actuales de la alambrada. Además, en el entorno hay otros restos de fragmentos de granito que pudieron formar parte de molinos manuales, frecuentes en tiempos romanos y tardorromanos, periodo este último en el que toda esta área estuvo ocupada.

Segundo monolito con forma de pequeño menhir y otros monolitos prismáticos. En la última foto se observa el cortijo de la Revilla de Guadalupe y Santa Marta al fondo. 

¿Cuándo pudieron colocarse estas piedras aquí y con qué finalidad? Llama la atención la forma puntiaguda de los dos parecidos a un menhir, diferentes del resto de monolitos prismáticos, de los cuales hay varios. ¿Son estos dos más antiguos que los otros? Es posible, ya que además parecen estar más afectados por la erosión. La razón estaría en la búsqueda de delimitar las tierras entre una propiedad y otra a través de hitos rocosos. La colocación de estos es frecuente en la Edad Moderna y aún antes, en tiempos medievales, aunque no se puede asegurar que estos hitos sean de estas épocas, pues el uso de este tipo de demarcación se ha dado hasta mediados del siglo XX. En ningún caso de los hitos que hemos visto en esta cerca hay ninguna marca o grabado, algo que en tiempos más recientes sí solía hacerse (escudo de la finca, iniciales con el nombre, etc.). En el caso de los dos monolitos con forma de menhir, en la comarca hay algún que otro ejemplo, como en el Berrocal trujillano.

Las lindes que marcarían estos monolitos graníticos han cambiado de lugar, por lo que han quedado abandonados. En ocasiones, estas piedras delimitadoras se han trasladado y se han reutilizado en construcción (cortijos, chozos, zahúrdas, cercados, porteras, etc.), pero en este caso han quedado esparcidas por la cerca donde se ubican, llamando la atención el monolito en forma de menhir hincado en la tierra que aún permanece en pie.

Ubicación de la piedra hincada:

Latitud:           39° 32′ 40,52″ N       

Longitud:        6° 02′ 28,51″ W

Altitud (m):    405,00

Datum:  ETRS89

Para llegar, desde Marta se coge la carretera de Monroy. En el cruce girar a la derecha, dirección La Aldea, llegando a poco más de un km (pasando el km 17) a la entrada de un camino de servidumbre que da acceso a los cortijos de la zona. Antes de 500 m sale un pequeño camino a la derecha (círculo pequeño), y tras pasar una puerta llegamos a la piedra (círculo grande y Ⴕ¹).

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